Este principio establece que el desarrollo del organismo debe
realizarse de una manera armónica global, es decir, todas las cualidades
y capacidades deben desarrollarse al mismo tiempo
con el objetivo de obtener un mejor perfeccionamiento de las habilidades requeridas.
Un atleta no debe dedicarse exclusivamente a mejorar las
cualidades requeridas en su especialidad, sino que tiene que tratar de
mejorar su condición física general.
A medida que mejora su condición
física general, mejorará a un nivel de sus condiciones
específicas. Por ejemplo, un nadador en un principio necesita el fortalecimiento físico de brazos y piernas, por lo que debe no solo desarrollarse dentro del agua sino también en el fortalecimiento físico de sus extremidades.
También, este principio se refiere al desarrollo de la
musculatura general corporal.
El entrenamiento debe buscar el desarrollo armónico de todas las
cualidades para una vez asentadas las bases, en concreto, empezar de lo más general como lo es el fortalecimiento muscular, así como resistencia flexibilidad y luego ir haciendo énfasis en las habilidades que requiera su deporte.
Se ha demostrado que todas
las cualidades se mejoran más gracias al entrenamiento genérico. Es
mucho más fácil hacer un trabajo cuando el deportista posee experiencia en habilidades motrices básicas, ya que se encuentra en una mejor
disposición para afrontar el entrenamiento específico. Se puede decir
que un entrenamiento general garantiza el entrenamiento propio de la
especialidad.
Como conclusión el uso primerizo de cualidades generales ayuda, posteriormente, a las actividades físicas específicas que exige un deporte, sea cual sea.
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